Mañana fría y cielos nublados (que serían una constante durante la ruta) esperaban a los 22 senderistas en la Ermita de Chalamera, comienzo de la ruta. Gracias a la amabilidad de don Santiago Villas pudimos admirar el interior de la ermita, auténtica joya del Románico.
Con un buen ritmo, fuimos subiendo y bajando los sasos en los que pudimos ver todos los hitos del camino: el poblado de la Edad del Bronce, necrópolis del oeste, poblado de la Edad del Hierro (¡asombroso!), otra necrópolis y el caminar al pie del monumento natural de las Ripas de Alcolea.
Tras una buena comida y una larga charrada en el restaurante Mirador de Alcolea de Cinca, iniciamos el regreso a Huesca. Más fotografías en este enlace.
